La ruta
La Ruta de los Exploradores Olvidados, también conocida por su acrónimo “REO”, es el viaje en moto de Miquel Silvestre alrededor del mundo, que se inicia el 3 de julio de 2011 en la ciudad de Madrid, España, y termina prácticamente un año después, el 5 de julio de 2012 en Valdez, la ciudad con nombre español mas al norte del planeta, ubicada en Alaska (EEUU) y fundada por el leridano Salvador Fidalgo en el siglo XVIII.
La ruta que ha completado Miquel en su moto, Atrevida, zigzaguea por el mapamundi: asciende hasta el norte de Europa, para volver a descender de nuevo y girar hacia el este del viejo continente, desciende por África, cruza Asia en un constante cambio de latitudes y longitudes, para dirigirse hacia América y terminar en una lejana población del noroeste de Alaska, territorio de Estados Unidos al norte de Canadá.
Aunque la REO concluye oficialmente en Alaska al alcanzar el punto límite de la exploración española en América, Miquel Silvestre continuó viajando a través de Canadá y Estados Unidos, hasta llegar a Nueva York y completar así la vuelta al mundo.
El viaje se cuenta en piezas breves de 4:30 minutos usando el sistema de la autofilmación espontánea en un formato dinámico, fresco y real.
Siguiendo a los exploradores olvidados
Miquel Silvestre ha seguido los pasos de viajeros españoles, la mayoría de ellos poco recordados y con frecuencia apenas conocidos, entre los que cabe destacar:
- Francisco de Cuellar, náufrago de la Armada Invencible en Irlanda
- Al Ghazal, embajador de Abderraman II a los vikingos en el año 845, viajando a Cabo Norte
- Angel Sanz Briz, diplomático español que salvó 5.200 judíos del Holocausto, a través de Hungría y Budapest
- Pedro Páez, jesuita descubridor de las fuentes del Nilo Azul, en el interior de Etiopía y bordeando el Lago Tana
- San Francisco Javier, misionero enterrado en Goa, adentrándose en India
- Iñaki Ochoa de Olza, alpinista fallecido en el Annapurna, llegando a Nepal y Pokhara
- La presencia española en Asia, en un viaje a través de Tailandia, Malasia e Indonesia
- Magallanes, Ruy González de Villalobos, Urdaneta y Miguel López de Legazpi, que surcaron los mares y llevaron la presencia española a territorios lejanos. Tras los pasos de estos antiguos viajeros, Miquel Silvestre se convierte en el primer español en llegar en vehículo rodado, de cualquier tipo, a Filipinas
- Francisco de la Bodega y Quadra, Juan de Fuca y Dionisio Alcalá Galiano, primeros europeos en navegar y pisar la Isla de Vancouver, lo que llevaría la moto de Miquel a través de Canadá
- Salvador Fidalgo, fundador de la ciudad española más septentrional del mundo, Valdez, en Alaska, donde concluye la Ruta de los Exploradores Olvidados
Un viaje único
La Ruta de los Exploradores Olvidados de Miquel Silvestre es un viaje único alrededor del planeta, por el recorrido realizado y también por haberse realizado en moto, con sencillos medios.
A lomos de su moto, Atrevida, Miquel Silvestre ha rodado por las cómodas y bien asfaltadas carreteras europeas, ha surcado mares de arena, bregado en pistas de barro, navegado en multitud de barcos y circulado por largas autopistas sin asfalto, sin mayor soporte que lo que él mismo portaba en las tres maletas de su moto.
En este viaje por el mundo, Miquel se ha adaptado a cada lugar, ajustando sus limitados recursos económicos y descubriendo a cada paso las gentes y lugares por los que le ha llevado esta ruta.
Un viaje compartido
La Ruta de los Exploradores Olvidados es también un viaje compartido con el mundo, porque a medida que avanzaba por países y continentes Miquel Silvestre ha ido relatando su periplo mediante redes sociales, vídeos y reportajes en prensa de diversos idiomas.
Con su estilo característico, Miquel ha realizado una crónica constante del viaje en diferentes soportes (artículos, fotografías y vídeos), relatando sus experiencias, los logros alcanzados y también las dificultades del camino.
Del mismo modo que viaja en moto, expuesto, respirando el polvo y sintiendo la variación de cada grado de temperatura sobre la marcha, Miquel comunica y se dirige al público abierto, sin artificios y con auténtica pasión por lo que hace.
Si bien dicha tarea no debe tomarse a la ligera, puesto que supone un reto más a las complejidades del viaje: además de recorrer pistas, buscar el camino, evitar accidentes,… el viajero debe relatar su historia, editar el material, responder a los correos… desde una tienda de campaña, o refugio similar, al final de cada etapa.